jueves, 24 de enero de 2008

VOLVIMOS

Queridos/as amigos/as: a pedido del pueblo, volvemos más acidos que nunca. Siempre con el rigor de investigación que se merecen. Nos seguimos bloggeando.

La Hormiga Atómica

Peleas de gallos atómica

Luego de la reciente publicación de corrupción en la Comisión Nacional de Energía Atómica (para más info, ir a http://www.sigen.gov.ar/Downloads/359111328125/INF0460200700W.PDF), los barones del átomo no dejan de generar novelas para el periodismo amarillista.

En el sitio http://www.elclubdelapeleanuclear.blogspot.com/, los nucleares no dejan de sacar los trapitos al sol, mostrando la decadencia que se viene observando hace décadas, tanto en la faz dirigencial como sindical.

Como sería demasiado extenso detenernos en cada comentario (que no se priva de presentaciones judiciales, servicios del rubro 59 de cualquier tipo y negociados varios con amigos y conocidos), los dejamos en su aventura.

PD: No se pierdan el cometario del secretario general de CNEA, acusado de corrupción, amenazando a los bloggers.

La Hormiga Atómica

Licenciadas para matar

No se trata de 007, ni es una película. Son las centrales nucleares, las perfectas asesinas de la vida acuática a su alrededor.

Las centrales nucleares emplean entre 150 y 200 mil litros de agua por minuto para sus sistemas de enfriamiento. En el camino, la temperatura sube más de 15 grados centígrados de lo normal. La consecuencia: millones de pequeños organismos necesarios en la cadena alimenticia de mares y lagos, peces y 4 especies de tortugas son aniquilados, ya sea por atascamiento o absorción por parte de los sistemas de la central.

Para acceder al informe, dirigirse a: http://www.nirs.org/reactorwatch/licensedtokill/licensed2kill.htm

Una vez dentro, la fauna marina es atrapada y ahogada por los filtros de descarga. Otros permanecen en agua caliente sin luz ni oxígeno o son pulverizados por los condensadores hasta que son liberados.

Incluso la EPA (agencia de protección ambiental de Estados Unidos) ha mirado para otro lado a la hora de denunciar o proteger la vida marina. A tal punto se ha llegado que organizaciones ambientales de aquel país tienen una demanda en curso por el tema.

En cuanto al organismo regulador, funciona casi como el argentino: presiona a la entidad oficial marina para que no se meta en el tema. Lo mismo sucede respecto a las autoridades de agua y fauna, que ya han advertido a los reguladores.

Sin embargo, la falta de vergüenza no termina allí. En Estados Unidos, la industria nuclear invierte millones de dólares en avisos que ratifican que “la vida marina se lleva bien con las centrales nucleares”.
Aún así, desde 1998 la entidad que regula la publicidad le dice a los operadores que saquen las publicidades de todo medio.

Más de la mitad de los reactores norteamericanos tienen este funcionamiento, ¿Pasará esto en Argentina?
¿Qué sucede que ni los entes municipales, provinciales y nacionales no investigan el tema?
En el caso norteamericano, se denunció a la empresa PG&E, la misma que contaminó a la población con cromo en la famosa película “Erin Brocovich”. ¿Dónde están las “Erin Brocovich” argentinas?


La Hormiga Atómica