domingo, 18 de enero de 2009

Goiania no... Rincón de los Sauces

A mediados de los 80, Brasil fue noticia alrededor del mundo, pero no por sus carnavales. En Septiembre de 1987, un chatarrero brasileño abrió una fuente radiactiva de cesio-137 abandonada. El resultado: 60 muertos y 6000 personas contaminadas.

Esta semana casi ocurre un evento similar en Neuquén, casualmente con una fuente petrolera de cesio-137. Las crónicas periodísticas cuentan que 35 operarios tuvieron que ser derivados al Hospital Provincial, potencialmente expuestos a una fuente que tendrá radiactividad por más de 30 años.

Además, el mismo jefe de emergencias de Neuquén sostuvo que el operario no estaba entrenado. Las opciones son dos: los que están entrenados no hacen su trabajo o cualquiera maneja equipos de alta peligrosidad en la industria nuclear.
Esto sin contar el pánico generado en una ciudad de 20.000 habitantes alrededor de una posible contaminación, aseguran algunas fuentes neuquinas.

Los paralelos con Goiania no han surgido hoy. Ya en 2002, se había encontrado una fuente de kryptón (Kr-85) sin identificación en un horno de acería.

Es otra muestra más de la falta de seguridad de los operarios de estos equipos, sumada a la falta de control de los organismos de gobierno. La misma Autoridad Regulatoria Nuclear señala en 2001 la ineficacia de este tipo de fuentes, al ratificar que los accidentes se producían en un 42 % por causas ténicas.
Luego, estaban las causas humanas (33 %). Es decir, el desconocimiento para operarlas. Justamente lo que sigue ocurriendo en 8 años más tarde en Rincón de los Sauces.

Si hasta 2003 en la Unión Europea habían 30 mil fuentes con paradero desconocido (llamadas huérfanas), ¿cuántas habrá en Argentina? Nadie lo sabe.


La Hormiga Atómica