El Instituto para la Investigación Energética y Ambiental (IEER) realizó un informe en Agosto de 2005 que confirma los peores miedos de los vecinos de Ezeiza, Esteban Echeverría y La Matanza: puede haber plutonio en el agua y nadie se da cuenta hasta que es demasiado tarde.
Según Arjun Makhijani, autor del estudio, “los límites internacionales para medir plutonio tienen más de 30 años”, con lo cual están casi tan desactualizados como los argentinos. Incluso se llega a admitir que el nivel de radiactividad en aguas norteamericanas aumentará y que el Estado tomará las medidas necesarias para remediar.
Para acceder al informe, ir a www.ieer.org
Entre los hallazgos del análisis, figuran:
- Los límites de contaminación para el plutonio 239 en agua son al menos 100 menores de lo que deberían, dado que las dosis permitidas de radionucleidos han ido en aumento desde 1976.
- La mayoría de las modificaciones en los sistemas de agua potable no tendrían mayores gastos o como mucho un solo monitoreo.
- No hay verificación independiente para el ciudadano norteamericano.
- El Departamento de Energía de Estados Unidos (DOE) oculta el código de base que usa para detectar la radiactividad residual en agua, alimentos y medio ambiente.
- Los órganos expuestos a efectos perjudiciales de radiactividad evolucionan y se van extendiendo.
Como conclusión, Makhijani recomienda que se atienda especialmente al monitoreo en sistemas de agua por acuífero (caso Puelche) que tengan conexiones geológica e hidrogeológicamente potenciales con sitios con tambores de residuos, pozos de enterramientos de residuos u otras fuentes de radionucleidos de larga vida (por ejemplo, plutonio).
Tan lejos y tan cerca. “Mejor prevenir que curar dicen allá”. Sin embargo, en Ezeiza es muy tarde. Desde hace décadas el CAE no dice nada y sigue contaminando a la población. Los efectos recién comienzan a verse y las autoridades de control brillan por su ausencia.
La Hormiga Atómica
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