Tal parece que las aguas en la olla atómica no dejan de sacudirse. Sumada a la reciente denuncia mediática de la obsolencia en las normas de seguridad de Atucha II, la Comisión de Energía Atómica (CNEA) no deja de brindar noticias a la prensa amarillista.
En esta ocasión, nos referimos a Enrique Pasqualini. Este científico, según él, había logrado investigar y mandar a irradiar a EEUU una serie de miniplacas de uranio-molibdeno para probar nuevos elementos combustibles en las centrales nucleares argentinas.
La novela nuclear continúa con aprietes ejercidos por su superior (Horacio Taboada) y denunciados por el propio Pasqualini. Desde sabotaje liso y llano hasta injurias y agravios fueron ejercidas en contra de este trabajador.
Pasqualini realiza graves acusaciones contra Taboada por asociación ilícita, plagio, malversación de fondos públicos y mal desempeño de funciones. Sin embargo, lo más grave resulta en que en su lugar pusieron a un becario.
Para acceder a las denuncias, dirigirse a: www.epasqualini.googlepages.com
Todo esto da como resultado una precariedad alarmante para manejar los destinos energéticos del país, con funcionarios que deberían estar investigados por la Oficina Anticorrupción y no ejerciendo cargos públicos que van a incidir sobre miles de personas.
Sólo esperemos que nunca suceda la desgracia que, al parecer, está a la vuelta de la esquina.
La Hormiga Atómica
jueves, 20 de septiembre de 2007
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