martes, 15 de mayo de 2007

Nueva tarea nuclear: enseñarle a los periodistas cómo hacer su trabajo

Los que nos conocen saben que ya hemos expuesto tropelías manifiestas de los barones nucleares.
Sin embargo, han avanzado un gran paso: no siendo suficiente con su propia actividad, intentan decirle a los señores periodistas cómo tienen que elaborar sus trabajo, criticando la ética en su respectable labor diaria.

Con fecha 23 de Octubre de 2006, la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) le encarga a la Sociedad Argentina de Psicotrauma un texto titulado “Análisis de los efectos mediáticos en la transmisión de las noticias erróneas”.

Para acceder a este documento, ir a http://200.0.198.11/M-Ezeiza/i_sapsi.pdf

Sobre los periodistas cita que “se crea ilusoriamente la sensación que alguien se ocupa de ellos, dándoles un sentido, más alla de la voracidad o no de la noticia”. Traduducido: la ARN cree que los periodistas son aves de rapiña que se aprovechan de la gente.
Además, el ente nuclear piensa que los medios “no siempre objetivos” no ayudan al pensamiento crítico, fabrican la realidad, regulan el malestar y por intereses espurios lo acrecientan. “Montan un escenario caótico y todo se presenta como potencialmente riesgoso”, cita el documento firmado por Daniel Mosca y Liliana Sánchez, representantes de la institución de psicotrauma.
En una frase que intenta ser profunda y resulta ser éticamente pobre, le dice a los medios de comunicación que no buscan la verdad, sino sólo vender más. “Construyen un mundo de ficciones”, dicen.

Para la Autoridad Regulatoria Nuclear, los periodistas no informan a la gente, sino que la desprotegen. Para el organismo, los periodistas manipulan, desechan o derivan en algo-alguien para descargar las culpas. Y ellos, al igual que la Comisión de Energía Atómica (CNEA), pese a los desastres que ya hemos expuesto, son “los salvadores de la verdad”.

Pero no sólo se quedan ahí. Los barones del átomo acusan a los medios de simplificar y sobredimensionar los hechos, provocando confusión y dificultando su comprensión. Como corolario, intentan dar una leccion social y ética, sugiriendo que traumatizan a la población con noticias falsas (sin mencionar la contaminación en las centrales nucleares, centro atómicos e instalaciones de tratamiento de uranio).
Para la ARN, los periodistas son culpables de los peores males psicológicos que puede sufir el hombre: trastornos de ansiedad, fobias, ataques de pánico e inclusive “predisposición al cáncer” (ya comprobado por los mismos vecinos en los alrededores de las instalaciones nucleares).

Finalmente, Mosca, Sánchez y la ARN le “sugieren” a los medios de comunicación y a sus periodistas “ajustar los contenidos de los trascendidos” en pos de un marco ético y la preservación de la salud mental de la población.

Una nueva habilidad de nuestros organismos nucleares de siempre: la ética que ellos mismos nunca respetan.


La Hormiga Atómica

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